Un día, un hombre llamado Erikas Plucas llegó a su casa y se encontró con una bebé alce acostada sola y asustada junto a su puerta. La pequeña no tenía si quiera dos semanas de vida en ese momento. Plucas, quien vive en Lituania, aseguró que la primera vez que la vio se le partió el corazón.
Plucas asumió que la madre de la bebé, seguramente, había sido asesinada por cazadores tiempo antes de encontrarla. En ese momento, el hombre decidió quedarse con la bebé, y se aseguró de hablar con todos los cazadores de la zona para mantenerla a salvo.
Muchos de ellos quedaron conmovidos con la historia, que incluso le prometieron al hombre guardar sus armas, para siempre. Erikas la alimentaba cada cuatro horas, e incluso dormía a su lado, aunque estuviera fuera de casa.
Pasaron los días y una mágica amistad se forjó entre la bebé y Plucas. Lo que hizo que el animal consiguiera vencer el miedo para irse a su hábitat natural. A pesar de que Emma se ha recuperado del todo y vive feliz en el bosque, regresa cada día a casa de Erikas Plucas para estar con su amigo.