Ir a visitar el parisino museo del Louvre es tener que decidir qué vas a a ver a toda velocidad, pero siempre tienes que ir a admirar la sonrisa más bella jamás pintada, aunque no te lo pongan fácil. el 17 de este mes, el museo cambió a la Mona Lisa de sala y se desató el caos más absoluto. Si ya antes era difícil poder admirarla con comodidad ahora hay que superar mil penurias para poder acercarse.
Las obras en la Sala de los Estados, que es el “alojamiento” habitual del cuadro y la necesidad de reubicar la obra más visitada del museo generaron todo el problema. Se creía que se mejoraría y que se le había encontrado en la Galería Médicis un lugar adecuado a su categoría y número de visitantes, pero resultó en el más absoluto de los desastres. Una suerte de día del caos en el museo de París y que esperamos solucionen pronto.
La Joconde change de salle !
📍Le chef-d'œuvre de Vinci est désormais visible dans la Galerie Médicis (salle 801).
La Joconde est déplacée temporairement et reviendra dans la salle des Etats (salle 711) à la mi-octobre 2019, le temps d’y mener à bien les travaux de rénovation. pic.twitter.com/DXJWOkqlfp
— Musée du Louvre (@MuseeLouvre) July 17, 2019
“Para garantizar la buena marcha de los trabajos de renovación en la Sala de los Estados y mantener las condiciones óptimas de visita, el Museo del Louvre ha decidido trasladar de forma temporal la Mona Lisa a la Galería Médicis.”
Éstas fueron las palabras que utilizaron en el comunicado las autoridades del Louvre, en las que claramente se veían las buenas intenciones de que las condiciones de visita fueran las mejores, pero se ve que se descontroló el asunto mucho.
El cuadro ha pasado a estar en la misma vitrina protectora con control de temperatura y a prueba de balas que se fabricó especialmente hace tiempo. La Galería Médicis lo sitúa ahora en un entorno rodeado de enormes cuadros de Rubens que proporcionan un contraste curioso con el reducido tamaño de la Mona Lisa.
Para controlar a la gente se ha colocado a lo largo de toda la sala un zig-zag de cintas separadoras, al estilo de los controles de colas de los aeropuertos, para evitar esos tumulto de personas que se formaban en su anterior ubicación y que así, cada uno en su orden pueda observar y sacarse esos odiosos selfies y fotos incomprensibles existiendo una postal maravillosa en la tienda del museo por un módico precio.
El aspecto que tenía la sala antes de la apertura era bastante adecuado y cuando menos curioso debido a la organización de todas las cintas ocupando el espacio. Es una de las salas más grandes de todo el museo, así que el traslado fue con todas las buenas intenciones para albergar al mayor número de gente. Que está siendo mucha, en general, en todo el museo.
Fuente. Diario del Viajero