Cuenta la leyenda que cada niño al que se le cae un diente de leche y lo deja debajo de su almohada mientras duerme, un ratoncito le dejará monedas a cambio de su diente de leche…
¿Quién no recuerda con nostalgia esta historia?
Cuando era niña y se me caían los dientes de leche, en lugar de darme tristeza o dolor, me daba mucha emoción porque sabía que el ratón de los dientes me dejaría monedas debajo de mi almohada. De hecho, cuando tenía ya los dientes flojos hasta me los trataba de arrancar con ansias sin que me viera mi mamá porque lo único que quería es que llegara el ratoncito de los dientes. Después llegaba con mamá y le decía: ay, ya se me cayó otro diente, jajaja.
¡Era mágico ver una moneda debajo de la almohada por la mañana!
Actualmente este tierno y divertido relato sigue dando ilusión a cada niño al que se le están cayendo los dientes de leche, pero, ¿te has preguntado de dónde surge esta historia?
El cuento narra cómo un ratoncito que vivía en una caja de galletas de la confitería Prats en Madrid, España, llevaba regalos a los niños a los que se les caía los dientes.
Este cuento ayudó al rey Alfonso XIII a sobrellevar esta ‘dolorosa’ etapa de transición natural que puede llegar a ser para un niño.
Aunque el cuento se escribió en 1894, fue publicado en 1902 junto con otros cuentos del escritor y más tarde en 1911 fue publicado como cuento independiente.
Desde entonces, la historia del ratón de los dientes de Luis Coloma ha dado ilusión a los niños y se ha transmitido de generación en generación.
En México se le conoce como “El ratón de los dientes”, pero en otros lugares de Latinoamérica lo llaman “El ratón Pérez” y en algunos países de Europa, se habla sobre la leyenda del “Hada de los dientes”, que surgió a partir de un cuento francés publicado en el siglo XVIII llamado “La Bonne Petite Souris” escrito por Madame d’Aulnoy.
Este cuento narra la historia de un hada que se convierte en ratoncito para ayudar a derrotar a un rey malo. Esto lo hace escondiéndose debajo de la almohada del rey y provocándole que sus dientes se caigan.
Quizá las dos historias sean un poco diferentes entre sí, pero al final ambas actualmente crean una linda ilusión en los niños.
¿Qué te parece? Quizá para la próxima que a tus hijos se les caiga un dientito, ¡cuéntales la verdadera historia del ratón de los dientes!
Excelsior