Una manera muy peculiar de protestar ha sido la del poblado La Gresle, Francia, quien ha ‘prohibido’ a sus habitantes morirse en fines de semana o días festivos.
Este lugar se encuentra a 70 kilómetros de Lyon y ahí es muy difícil encontrar médicos disponibles en dichas fechas, además de que, denuncian, falta atención sanitaria.
Incluso, deben recorrer varios kilómetros para poder atenderse.
De acuerdo a la alcaldesa Isabelle Dugelet han tomado una medida absurda porque el sistema absurdo así los ha obligado.
Todo estalló el pasado primero de diciembre cuando pasaron más de dos horas y media para conseguir a un médico que pudiera certificar la muerte de un hombre en su domicilio.
Lo que pasó fue una falta de respeto por los difuntos y familiares. Hemos tomado esta medida para denunciar una situación sanitaria catastrófica en nuestro pueblo”
A pesar de que han denunciado la falta de médicos, los responsables de salud del país no les han hecho caso.
Excélsior