Los niños japoneses tiene fama de ser muy respetuosos y bien portados con sus padres y los adultos mayores en genera.
Muchos se preguntan qué tanto influye su método de crianza con ser una potencia mundial.
Las mamás son quienes determinan la educación e incluso el futuro profesional que los niños seguirán. Ellas son quienes deciden dónde van los niños, qué van a comer, qué van a usar y qué actividades realizarán. Contratar niñeras o ir “a solas” con la pareja son cosas mal vistas.
La relación con la madre es tan cercana que duermen juntos y ellas cargan todo el tiempo a sus bebés, usan una especie de cangurera llamada onbuhimo. Las mamás crían con amor, nada de regaños, nada de rigurosidad, educan de forma sutil.
La crianza de la madre se basa en el principio “ikuji” (cuando el niño es “primero dios y luego criado”), el cual dice que a un niño menor de 5 años se le permite todo. No es para malcriarlos, sino para crear en el niño la noción de “Soy bueno y soy querido”.
Los papás son los que se encargan de exigir el cumplimiento de las responsabilidades de los hijos, mediante el uso de las órdenes y el castigo. Japón tiene una cultura muy estricta donde el cumplimiento de las reglas es muy importante, pero siempre anteponiendo el amor.
Excelsior