Un tatuaje requiere una extensa reflexión… casi siempre. Pero en el caso de algunos osados voluntarios, no participaron en lo más mínimo en la decisión sobre qué tipo de tatuaje que recibirán. De hecho, deslizaron sus brazos en un misterioso agujero, en el que un famoso artista del tatuaje plasmó lo que quiso en su piel.
Para el insólito proyecto Whole Glory, Scott Campbell se sienta detrás de una pared. Y cuando aparece un brazo dentro del agujero, lo decora con un tatuaje, así de simple.
La comunicación entre el artista y el destinatario del tatuaje no está permitida, y recién pueden ver el diseño una vez terminado.
La alocada instalación se llevó a cabo en la galería Milk de Nueva York, y 25 participantes fueron seleccionados a través de un sorteo.