Jacob Raak fue uno de los afortunados que logró sobrevivir al atentado de la discoteca en Estambul (Turquía) el 1 de enero. El ciudadano norteamericano vive gracias a su celular, el cual evitó que una de las balas penetrara profundamente en su piel.
Jacob Raak, dijo que a la 1:15 de la madrugada del 01 de enero de 2017 no solo escuchó los disparos que hizo el atacante, sino que recibió uno de ellos. La bala ingresó cerca de la cadera y luego circuló hacia su rodilla, que no haber sido por el celular, la bala habría alcanzado una arteria principal, con lo que habría perdido la vida.
Raak aseguró que al iniciarse la balacera optó por quedarse tendido en el suelo, “sin hablar y sin moverse”. Luego de ser atendido en un hospital, consideró que es la persona más afortunada de todas.