Me gusta andar entre bazares y comprar cosas hechas por productores mexicanos. Hace un par de semanas acudí a un bazar en la colonia Narvarte, uno de tantos a los que he ido, dispuesta a hacerme de algunos vinos y quesos artesanales. En un rincón del bazar noté que había unos tableros con canicas y regalos superpuestos en forma de pirámide. Ya sabes, pantallas, electrodomésticos, celulares, etc. Nunca había visto ese juego, así que pregunté de qué se trataba.
Fui la primera ingenua que cayó. “Es muy fácil, señorita. Tiene que juntar 100 puntos y le damos un premio o dinero en efectivo. Las primeras dos tiradas son gratis y después cuestan 25 pesos. Sencillo, ¿no? A ver, inténtelo, no le quita nada”.
Ahí va la ingenua.
No tuve tiempo ni de analizar el juego. Tiré y después de un conteo rápido el estafador me dio un número que me pidió buscar en la tabla. “¡Wow, qué buena suerte tiene! Ese número equivale a 40 puntos”. En el segundo tiro, después de un conteo igual de express, me pidió que buscara el resultado en la tabla y había salido 25. En dos tiros tenía maravillosamente 75 puntos.
Está de excelente racha y aprovechó muy bien sus tiros gratis. Solo tiene que hacer 100 para llevarse un premio. Le faltan 25 puntos”, me dijo.
En este punto seguía sin entender bien el juego, pensé que sería como en las ferias que al llegar a los 100 puntos eliges un número y la “suerte” te dice qué premio llevarte. Estaba muy equivocada. Pagué 25 pesos y tiré una vez más. El embaucador volvió a sumar como flash y me dio un nuevo número:
Búsquelo por favor. ¡Felicidades! Acaba de caer en un número que le elimina los negativos. En este momento juega usted a la segura. Solo se le puede sumar. ¿No se va a retirar estando tan cerca verdad? ¡Sería una tontería!”.
Ni siquiera me había explicado que el juego tenía números negativos y mucho menos que cada vez que caía en alguno se duplicaba la apuesta y la supuesta cantidad a ganar. Pagué otros 25 pesos y me salió número negativo.
No pasa nada. No le puedo restar, pero como ya está muy cerca de ganar la empresa se protege y debe duplicar la apuesta. Ahora cuesta 50 pesos”.
Después de tirar varias veces y de supuestos tiros gratis, se hizo prácticamente imposible alcanzar los 100 puntos. A veces el estafador “contaba” un número que me daba 4 o 5 puntos para que no me desanimara y siguiera intentándolo.
Algo está mal, estás contando mal, le dije”. Empecé a rectificar las sumas y sí contaba bien, la trampa fue ¡a mi favor en los primeros tiros!
En menos de lo que imaginé la apuesta había subido a 800 pesos por tiro y un supuesto premio de 45 mil pesos. ¡Ridículo! En este momento ya había perdido mil quinientos pesos. Demasiado tarde me puse a analizar el tablero, los números tenían cantidades tan bajas y tantos números negativos que es prácticamente imposible llegar al 100. Me retiré, pero quiero contártelo para que no caigas en esta estafa.
Durante todo el juego, el timador trata de ganarse tu confianza. Te dice que mucha gente se ha ganado premios y que como “ya vas por una apuesta grande” te acuerdes de él con una propina cuando ganes. Incluso te da consejos para tirar. “Es que lo está tirando mal. Trate de que las canicas queden separadas”.
Salí del bazar tratando de buscar una explicación a lo que había sucedido. Primero pensé, bueno, es un juego de azar, una apuesta como las carreras de caballos, debo saber perder. Sin embargo, y por eso quiero contártelo, analizando cómo fue mi experiencia concluyo que es una estafa. Quienes participan no tienen absolutamente ninguna posibilidad de ganar.
Excelsior
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