¡Oigan, banda! Les traemos una historia que les sacará el coraje, pero también les derretirá el corazón. Resulta que un perrito viejito fue abandonado en un taxi por un pasajero sin corazón.
El taxista cuenta que el wey le dijo que iba al cajero y jamás regresó, dejándole una caja con el pobre perro adentro. ¿Pueden creerlo? Al menos tuvo la decencia de dejarle instrucciones para cuidarlo.
El conductor, un don buena onda, dijo: “El perrito ya está viejito, no lo vamos a abandonar tampoco, por si el dueño me está viendo”. ¡Eso es tener corazón, compas!
La lista de cuidados incluía cosas como las veces que come, no soltarle la correa y tratar de no jugar con él usando las manos. ¿Será que el dueño anterior era consciente de lo que hacía?
Si el perro se pone gruñón al ponerle la pechera, hay que darle una galleta. También pide tener cuidado con las puertas y mezclar su comida. ¿Y aún así lo abandonó? ¡Qué mal plan!
Excelsior