Doña María Leonor de 80 años había estado esperando por más de dos horas el autobús que la llevaría a la ciudad de San Miguel.
Por fortuna automovilistas la vieron parada bajo el sol y decidieron llevarla a su destino.
En el camino, doña Leonor quiso pagar el viaje con una monedas, pero los del automóvil no aceptaron por supuesto.
La abuelita pudo descansar un poco durante el viaje y hasta se durmió un rato.